El convenio que la Asociación de Medicina de Montaña José Ramón Morandeira (CUEMUM) ha firmado con el Tsum Welfare Committee (TWC) ha permitido poner en marcha un proyecto ambicioso de desarrollo local y sostenibilidad económico-cultural en el Tsum Valley, que se extiende entre los 2.240 y los 4.560 metros de altitud:
1.-
Educación
La educación es prioritaria para el
desarrollo, por lo que se pretende consolidar la permanencia en el valle tanto
de estudiantes como de profesores. El objetivo es ayudar a construir un
mínimo entorno de enseñanza-aprendizaje del que ahora mismo carecen. Muchos
niños se ven obligados a dejar su pueblo y su familia antes de los seis años
sin que tengan la oportunidad de conservar su cultura y raíces. Se ha
terminado de construir una escuela-residencia, pero falta equiparla.
2.- Sanidad
No es difícil imaginar qué
pasa cuando no hay ningún hospital en un lugar remoto como el Tsum Valley.
Muchas personas mueren por enfermedades menores ya que no hay personal
sanitario ni medicinas. La vida de las mujeres embarazadas están siempre en
riesgo, sobre todo en el momento del parto. Como la localidad con tráfico
rodado más próxima está a cinco-siete días de trekking, una persona enferma no
puede ni plantearse llegar a un hospital. Son los Lamas y Chamanes los que
administran tratamientos ancestrales. Hemos planteado la construcción de
un pequeño centro medico con 2-3 camas, que sera atendido por medicos y
enfermeros CUEMUM mientras financiamos la formación de personal local.
3.- Regadío y energía
Los habitantes viven de una agricultura
de subsistencia; son necesarios de 7 a 8 meses para cosechar. Pretendemos mejorar
la tecnología de los cultivos, principalmente a través de una red de
regadío y mini-centrales eléctricas aprovechando el Shiar Khola (el río
del valle) que está infrautilizado debido a la falta de tecnología y de
infraestructuras. Hemos empezado con la distribución de herramientas y ayuda
económica para algunas máquinas para mejorar las condiciones de explotación
agrícola, como una bomba de agua (en Nyile) o una niveladora (Paling).
4.- Economía local
Dadas las limitaciones a las que
se enfrentan las nuevas generaciones, los nativos dependen ahora de la
recolección de plantas medicinales, lo que ha generado una sobre-explotación de
los recursos naturales. Además, como estas plantas se comercializan desde Tibet
y China, pero en Nepal no hay una red de mercado ni centros procesadores
de estas plantas, son unos ingresos a corto plazo para los jóvenes, pero sin
ningún tipo de sostenibilidad a medio plazo. Por otro lado, esto hace que los
jóvenes carezcan de interés por las actividades agrícolas tradicionales y la
artesanía propia de su etnia, que se están perdiendo.
El TWC ha estado trabajando para
promocionar el valle entre los turistas y la concienciación cultural que les
permita obtener beneficios para la comunidad local. El proyecto
piloto ya ha comenzado empleando a los jóvenes como guías en el valle
junto con el proyecto de "permanencia en el hogar" (alojar a los
turistas en las propias viviendas). El TWC ejerce de empleador y les cobra un
15% de los ingresos que genera su trabajo para financiar
proyectos comunitarios.
5.- Desarrollo de las infraestructuras
turísticas
Hacen falta infraestructuras
turísticas (casas de té, hoteles y albergues) para atender las necesidades de
los visitantes. Como el turismo es estacional y escaso, los vecinos
invierten poco en estas infraestructuras. El programa de “permanencia en el
hogar” consiste en mejorar las viviendas para que puedan alojarse los turistas,
lo que da la oportunidad de mejorar la economía familiar, además de mejora de las
viviendas.
6.- Alojamientos
La gente tienen casas modestas
donde vivir y guardar su ganado, pero las construcciones no son
eficientes desde el punto de vista energético ya que carecen de cualquier tipo
de aislante. También es necesario cambiar el diseño de los edificios,
para hacerlos saludables.
7.- Conservación de la Herencia Cultural
a) Conservar las
paredes Mani:
Estos muros de lajas talladas con
mantras son el rasgo arquitectónico de Tsum, pero también los Kaanis (puertas con tejadillo o arcos
cuyo interior está decorado con pinturas religiosas), Chortens, Mani lokors
(las ruedas de oración) y Chhakang.
Tienen un papel importante en las actividades religiosas y son señales o
marcas sociales especiales que remontan al siglo XII.
b) Renovar los
monasterios locales y las cuevas de meditación:
Debido a la falta de financiación
y soporte técnico, los monasterios locales se degradan. El cuidado y la
atención que prestan los Konger
(los guardianes) no es bastante ya que los edificios son muy viejos y el
deterioro es evidente. Por ello es necesario el apoyo económico y técnico para
su mejora.
c) Entrenar y educar
las habilidades:
Para conservar siglos de
conocimientos y habilidades autóctonas, la formación es muy importante para que
las generaciones jóvenes no olviden todo este activo cultural. Es necesario el
apoyo a los pocos Tsumba con habilidades tradicionales que puedan formar a los
jóvenes en la medicina a través de las plantas (Aamchi), la astronomía, la
astrología, thangka (las pinturas), la escultura, y las tejedoras locales.
Evidentemente, el proyecto es muy ambicioso y hemos
de establecer prioridades para ir
haciendo de acuerdo con el presupuesto que seamos capaces de generar. Como
aragoneses, conocemos bien lo que significa la despoblación de la montaña, por
ello, hemos trasladado a los agentes locales nuestra experiencia de lo que ha
significado el desarrollo del turismo de montaña en Aragón para la economía
local, pero también todos los errores cometidos en los últimos 60 años. Para
que la gente de la montaña se quede en la montaña, ha de tener educación,
sanidad y trabajo. Por supuesto que los jóvenes han de desplazarse a las
grandes ciudades a estudiar y formarse como profesionales, pero después de
haber creado raíces en la propia tierra, para tener un motivo por el que volver
y luchar. Por otro lado, la economía no debe basarse únicamente en una sola
actividad, apoyarse sólo en el turismo es un error demostrado; el atractivo de
la montaña son sus campos, su ganadería, sus cultivos. Si esto se pierde, la
montaña se “malmete”; pero claro, no podemos pretender que la gente trabaje la
tierra como si fueran animales, hay que disponer de medios para optimizar el
esfuerzo y mejorar el rendimiento. Por
ello, lo recomendable es combinar turismo con agricultura-ganadería,
aprovechamiento de los recursos naturales (miel, setas, frutos del bosque,
plantas medicinales, agua embotellada, etc.) y artesanía. Otro aspecto
importante es conservar las costumbres y la cultura local, más aún entre
colectivos y etnias muy minoritarias, como es el caso de los Tsumbas, muchos de
ellos refugiados tibetanos de segunda y tercera generación. Financiar la
restauración de monasteries y símbolos religiosos es conserver la cultura y las
raíces de un pueblo. Y, desde luego, los valles de montaña deben de contar con
colegios, institutos y centros médicos capaces de asumir in situ cualquier urgencia que se presente, además de cuidar de la
salud de sus habitantes. En estas condiciones, sí puede conservarse la montaña
y los montañeses, sin duda alguna, especie en extinción.
En definitiva, y como dice el Dalai Lama, lo que
pretendemos es dar a los montañeses de Nepal: “Alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarse”.
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