miércoles, 28 de octubre de 2015

TRÁMITES Y MÁS TRÁMITES


Antes de contar cómo van las cosas en Kathmandú, que debe su nombre a una casa de peregrinos de madera o kasthamandap, ubicada en la ruta comercial hacia el Tibet, me permito una licencia "sentimental" al recordar uno de los posts que escribió José Ramón en el blog de la expedición al Annapurna en 2010 y que transcribo literalmente a continuación:

"Vuelvo a Kathmandú y, como siempre desde aquella primera ocasión en 1980, en la visión que de la ciudad registro se sobreponen una y otra vez los ojos del médico a los del turista o los del montañero. Y no es que la ciudad haya perdido encanto o misterio, no, que cuantas más veces vengo, más íntima y sosegadamente lo aprecio. Pero es que esta ciudad sigue consituyendo para mi la antítesis del más elemental concepto de “higiene y sanidad públicas” que pueda albergar no ya un médico, sino cualquier europeo medio.
El epíteto que mejor define a Kathmandú es el de “abigarrado”. Aquí todo se amontona: las casas, las calles, los templos, los monumentos, los habitantes, los turistas, los animales, los vehículos, las basuras por las calles, los comercios, las obras y cuanto imaginarse pueda, creando un tropel y un barullo difícil de describir. Pasear por las calles de la ciudad se convierte en un arriesgado ejercicio al que, en las zonas más antiguas, carentes de alcantarillado, se une la posibilidad de que te echen encima el contenido de un orinal al grito de “¡agua va!” del Medioevo.
Pensar que lo que te comes sea vendido en los comercios del ramo que te encuentres a tu paso, quita el apetito. Los urinarios públicos son para no entrar y salvo  los buenos restaurantes para turistas aparecidos en los últimos años, es imposible describir la mugre que hay en lo que ellos utilizan como comederos. Las fuentes de agua, los pozos, los baños públicos, explican perfectamente el alto riesgo de gastroenteritis que uno corre, con sólo tocar el agua que hay en ellos. Aunque actualmente, es posible superar a base de agua mineral embotellada la estricta norma de hace unos años de: “o agua hervida o cagalera”; pero no te fíes, pa porsia.
En fin, mejor que contarlo, ilustro lo que digo con unas fotos que hagan comprender el porqué de los terroríficos datos del 46% de mortalidad infantil, el 60% de disenterías y la esperanza media de vida cifrada en los 47 años. Es difícil ver viejos por las calles y, desde luego, no hay jubilados. Aún así, merece la pena verlo. Eso sí, los escrupulosos mejor abstenerse."

Como consecuencia del terremoto, además ahora hay edificios semi-caídos o caídos del todo, zonas de refugiados y muchos menos turistas. 

El día, soleado y caluroso, lo hemos dedicado a contactar con otros cooperantes españoles, para coordinarnos con ellos para conseguir el máximo aprovechamiento de los recursos que disponemos y también a hablar con afectados que viven en la zona en la que vamos a actuar, entre el trekking del Langtang y el Tamang Heritage Trekking. 



Nos hemos probado las camisetas que nos ha regalado la Federación Andaluza de Montañismo antes de llevar a bordar los ojos de Buda. Nos acompañaba Dawa Tamang, nuestro sirdar en esta expedición humanitaria.  




Mucho papeleo y algunos contactos nos han permitido conseguir el permiso de trekking en esa zona. Los bidones, que ya estaban cargados en el avión de Estambul a Kathmandu, finalmente se han quedado en tierra por sobrepeso. Mañana no hay vuelo. La incógnita es si el viernes podremos tenerlos disponibles.  Por lo visto, el caos del transporte aéreo es algo generalizado entre todas las compañías que ha reducido el número de vuelos semanales a Kathmandu; lo que ha generado que las mercancías se amontonen y lleguen con retraso a la capital nepalesa. El traslado a Shyaphru Besi está contratado, los porteadores apalabrados y un plan inicial perfilado. Nima, el padre de Pasang Buthi, y dos hijas han hablado con nosotros sobre la situación y las necesidades en la zona. Todavía están en el campo de refugiados instalado junto al templo de Boudhanath, pero nos acompañarán hasta Langtang.



El día ha dado de sí y parece que todo va bien, dentro de las dificultades. En cualquier caso, no está de más elevar una oración al cielo para que no se retrase la llegada de los bidones y que el viernes sea nuestra última noche en Kathmandu.




1 comentario:

  1. Mucho ánimo con los contratiempos y sigue contándonos y mandando fotos de cómo está la situación en la zona.
    Un beso fuerte

    Titi

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