Después
de que se nos hubieran comido los mosquitos
por la noche, empezamos a andar el 1 de junio. A pesar de salir sobre las siete y pico,
a las nueve hace ya un calor infernal. Tenemos el sol directo en todo el
trayecto, muy cerca del río, con una humedad tremenda y alcanzando temperaturas
de 36º-38ºC.
Pues
aquí, las doctoras, una con la diarrea propia de estos viajes y la otra con una
tensión de 90/50 tumbada, no “hacíamos patas”; vamos, que cada diez minutos nos
teníamos que sentar a la sombra y poner los pies en alto para recuperar las
fuerzas.
Menos mal de las fuentes del camino, donde nos hemos ido metiendo para enfriarnos y subir la tensión, la rehidratación oral adecuada y mucha fuerza de voluntad, fuimos capaces de recorrer 15 km y 750 m de desnivel, hasta Machhakhola. Vamos, que si estamos en plenas facultades, igualamos al mismísimo Kilian Jornet.
Menos mal de las fuentes del camino, donde nos hemos ido metiendo para enfriarnos y subir la tensión, la rehidratación oral adecuada y mucha fuerza de voluntad, fuimos capaces de recorrer 15 km y 750 m de desnivel, hasta Machhakhola. Vamos, que si estamos en plenas facultades, igualamos al mismísimo Kilian Jornet.
Lo mejor, un hombrecito ya mayor, pequeño y voluntarioso que se ha ofrecido a cargar a cuestas a la doctora que veía más perjudicada... pero no ha hecho falta contar con su ayuda.
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