A las siete de la mañana hemos abandonado el Eco Resort Hotel de Thamel. Por delante, entre siete y ocho horas de trayecto: tres de carretera asfaltada con tráfico y curvas, cuatro de pista rural, más los descansos que el chófer estime oportuno.
Isabel y Toñi ocuparon la plaza del copiloto en el jeep que nos trasladaba de Kathmandu hasta Arughat y Sotti Khola. Los demás íbamos en la segunda fila del Toyota LandCruiser y parte del personal (el guía, su asistente y el enlace del Comité del Tsum Valley) en la parte posterior. Arriba todo nuestro equipaje cubierto por una lona porque llovía.
Isabel y Toñi ocuparon la plaza del copiloto en el jeep que nos trasladaba de Kathmandu hasta Arughat y Sotti Khola. Los demás íbamos en la segunda fila del Toyota LandCruiser y parte del personal (el guía, su asistente y el enlace del Comité del Tsum Valley) en la parte posterior. Arriba todo nuestro equipaje cubierto por una lona porque llovía.
Desplazarse
por Nepal en vehículo es toda una aventura; no se corre mucho porque ni el tráfico,
ni el trazado de la carretera, ni el estado del asfaltado lo permiten. Si en
algún pequeño trozo puede llegarse a los 50 km/h da la sensación de casi volar,
porque lo normal es no pasar de 20-30 km/h con mucha suerte.
Las
lluvias han destrozado la pista que lleva a Arughat y Sotti Khola. Son todo
baches, grietas del escurrir del agua, piedras desprendidas y vehículos
averiados. Así que Isabel y Toñi “han disfrutado” del desafío de un viaje en
primera fila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario