viernes, 9 de noviembre de 2018

EN EL MUNDANAL RUIDO

Ayer jueves fue imposible tener una conexión internet medianamente decente, pero también poder ducharnos con agua caliente o comer a las horas previstas.

Por la mañana fuimos a ver a Mikel a su oficina para agradecerle todo lo que nos ayudó para repatriar a Paco y dar apoyo a Carmen y Carolina. A pesar de los 25 años que lleva en Kathmandú, no ha perdido su acento vasco característico. Aprovechamos para revisar lo que quedó en mayo en los bidones que Mikel nos guarda en su almacén y organizarlo con el material que hemos traído esta vez.





Esta es la parte que se hace más pesada, la de clasificar, organizar, re-empaquetar y re-etiquetar. Hacer la previsión de lo que vamos a necesitar en cada una de las actuaciones no es tarea fácil, pero forma parte de la logística imprescindible para movernos entre el "pa propia" y el "no te pases". En cualquier caso, nos pusimos "a la orden" de Sofía, enfermera-jefe, y en tres horas lo dejamos todo listo. Como siempre, tal despliegue de medicamentos y material médico llama la atención de los propios nepaleses y de los turistas, así que fuimos contestando a las preguntas de todos los que parecían interesarse por lo que hace la Asociación en Nepal.




Quisimos comprar una pizarra blanca para los cursos de formación que vamos a impartir en los orfanatos, pero justo fuimos a escoger el peor día de todos, el de fin de año Newar. Todo el mundo estaba en la calle, el tráfico de personas, motos, bicicletas, rickshaws, coches, minibuses y camionetas por las callejuelas de Thamel camino de la plaza Durbar era un caos absoluto en vuelto en ruido, música, bailes y cantos. Cuando llegamos al "local markert" de New Road, estaba ya todo cerrado.


Antes de acostarnos dejamos todo preparado para la visita a Balmandir: los botiquines pediátricos para las revisiones médicas de los niños, las historias clínicas, la leche en polvo para las diarreas, los pañales y toallitas, jabón para las manos, cepillos de dientes y dentífrico, cremas varias y ese tipo de cosas. Estas y otras cosas las hemos pagado con el dinero de los regalos de la Comunión de Babana, una niña de Balmandir que fue adoptada por unos conocidos de Paco que viven en Pamplona, que es un verdadero ángel.  



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