domingo, 11 de noviembre de 2018

LOS OJOS DE PALLAVI

A las siete de la mañana, sin desayunar porque el cocinero no había llegado al hotel, salimos hacia Boudhanath, la gran estupa budista de Kathmandu, patrimonio de la UNESCO desde 1979 y situada en la ruta comercial del Tibet hacia la India donde los comerciantes se paraban a rezar, dar las gracias y descansar. La gran afluencia de refugiados tibetanos desde los años 50 ha favorecido la construcción de más de 50 gompas (monasterios) en sus alrededores. Los ojos de Buda están pintados en los cuatro lados de la torre de la estupa. Entre ellos, el número uno (en Sánscrito), que es símbolo de unidad. Y encima, el tercer ojo, símbolo de la sabiduría de mirar hacia el interior de uno mismo. Los trece escalones en forma de pirámide que hay por encima de la torre representan el camino hacia la iluminación.

Este lugar transmite siempre paz y serenidad a pesar del bullicio que hay en su entorno. Muchos refugiados tibetanos se han instalado en la zona de esta gran estupa, además de centros de estudio y monasterios tibetanos porque es un lugar importante de peregrinación y de meditación para los budistas tibetanos. Muchos monjes estudiantes de dharma (ley religiosa) pasan largas temporadas en este barrio.

Los niños que tutela CRECIENDO EN NEPAL, asociación presidida por el Lama Karma Tenpa, viven en esta zona. Esta Asociación sostiene la labor del hogar Poor & Helpless Girls Home (PHGH) de Purna Gurung y el proyecto Creciendo en Nepal, con el objetivo de ayudar a niños, niñas y adolescentes nepaleses cuyas madres tienen impedimentos económicos para proveerles manutención y acceso a la educación y cuyos padres (varones) están ausentes. Kumari Lama, la secretaria de esta Asociación, nos esperaba en Boudhanath junto con los niños que iban a pasar la revisión médica y participar en el curso de formación. Amontonados en varios taxis, fuimos a encontrarnos con Purna y las niñas del PHGH.

Hicimos 25 revisiones médicas. Detectamos unos cuantos problemas que hemos puesto en tratamiento y/o que precisan pruebas médicas complementarias que llevaremos a cabo los próximos días en el hospital. Quedamos muy impresionados por la educación y corrección de todos ellos. Compartimos unos zumos y galletas en el jardín al terminar las revisiones médicas, antes del taller de "Higiene y fisiología de la menstruación" que impartió Sofía, enfermera-jefe donde las haya con habilidades docentes remarcables.
Un aspecto importante y que siempre hemos cuidado en MONTAÑAS DE ILUSIÓN es jugar con los niños que atendemos en nuestros proyectos de salud, porque el juego tiene un papel fundamental en el desarrollo social, motor, cognitivo y afectivo de los niños. 

Las niñas del PHGH son una preciosidad en todos los aspectos. Se nota que viven rodeadas de amor. Todas vestidas con un uniforme verde, camisa blanca y pañuelo claro, de un cierto aire colonial, pero muy favorecedor. Eran todo atención y colaboración a lo que les explicamos durante el curso de formación. Quedamos impactados por los ojos de Pallavi, una joven de 13 años. Ojos azul claro, de mirada fugaz y misteriosa, profundos y llenos de luz; a la vez curiosos y temerosos, inquietos y enigmáticos. Maravillosos. 



Empezamos el día con los vigilantes ojos de Buda, que no sabes si te miran con complacencia o severidad. Lo terminamos con los inquietantes -pero serenos- ojos de Pallavi, que no se absorbían todo lo que decíamos y hacíamos. 










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